La vanidad es una de las carencias más cercanas al ego. La humildad es uno de sus antídotos pero no el único. Tambien el amor simple, sencillo, de hogar, de convivencia diaria sencilla, confiable, cordial para no caer en la tentación del ego tal vez no sea suficiente con la humildad con el saber que no somos nada y que en cualquier momento nos podemos perder a nosotros mismos. a veces en la vida podemos vivir asi pero siempre sigue llegando la tentación a que la gente nos considere valiosos y aveces a querer ser más pero cuando nos encontramos queridos simplemente por nuestra gente cercana se bajas esas “ínfulas” de grandeza.
La gratitud por todo lo que se tiene, también es un antídoto contra la vanidad.
La lucha contra esta carencia es constante, ya que cuando apenas se libra una batalla, viene la siguiente. El gran problema es que la vanidad pudiera estár muy cercana al amor propio. Como en la película de “Abogado del diablo” con Keanu Reeves plantea el director como la vanidad es una gran tentación y siempre nos puede hacer caer.
Los dones nos ayudan en primer grado, son el amor, la gratitud y la humildad.
El don del amor se refiere al amor sano, al que sólo pueden dar los niños o la gente sana emocionalmente. No diría muy humana, sino muy espiritual, porque nuestra primera naturaleza como humanos no es ser muy espirituales, es ser egocéntricos, inseguros, etcétera, porque esa es la parte del ego, pero tenemos otra parte sabia, como todos los seres humanos.
Ya mencionamos la envidia o la vanidad (o ambas) que puede sentir una madre en la relación de una hija con su padre. El psicoanálisis diría que es sano “ese complejo de Edipo” o “complejo de electra”el cual se refiere al conflicto emocional que se da en la infancia de todo ser humano de sexo masculino o femenino cuando, por un lado, se siente una atracción inconsciente por la madre (en el caso de los hombres) y por el padre (en el caso de las mujeres), por otro lado (simultáneamente) se percibe también un sentimiento de celos (también inconsciente) hacia el padre (por parte de los hombres) o hacia la madre (por parte de las mujeres). El periodo de manifestación del complejo abarca aproximadamente los seis primeros años de vida del niño.
La elaboración emocional de este complejo se logra cuando el varón renuncia a la madre porque acepta que es del padre, y cuando la mujer renuncia al padre porque acepta que es de la madre; y es superado con mayor o menor éxito con la elección de un tipo particular de pareja fuera del triángulo familiar.
En cambio las constelaciones de Bert Hellinger dirían que es la hija quien no debe interponerse en la relación de los esposos y debe “honrar” a su madre y el lugar que ocupa en generaciones de ancestros femeninos y lo contrario con el padre.
En mi opinión, no se contradicen ambas teorías. Los hijos pasan por esas etapas edípicas para luego aprender a ocupar su lugar. Pero también pienso que es muy importante que los padres e hijos revisen qué tanto sus problemas proviene de sus propias frustraciones, envidias y carencias. Y mientras más se revisen más fácil será para ambas partes quererse y respetarse.
Las mujeres de antes tenían menos opciones y esto las forzó a mantener relaciones que no eran felices o en las que vivían en una desigualdad completa. Otras se quedaron por temor. Pero estas madres que no pudieron hacerse una buena vida y que no tienen una buena relación de pareja ni la suficiente salud emocional, se fueron llenando de envidia.
Nunca logré darle gusto a mi madre. De adolecente crecieron mis senos y mi trasero, y junto con ellos crecieron los problemas con ella. Ahora, a finales de mis treinta, he hecho cosas que mi madre nunca se atrevió a hacer, como salir adelante económicamente sola, perder el miedo a estar sola, atreverme a dejar una relación de pareja disfuncional pero, sobre todo, a poder llevar una relación sana con mi hija, a ser la primera defensora de la feminidad de mi hija, a dejarla que ella sea la princesa, porque mi madre, aun con su edad, quería seguir siendo la princesa de la película. Creo que mi madre desde ese punto de vista tenía muchos motivos en su mundo de vanidad y envidia para no saber estar bien conmigo.
Roxana
En mis talleres siempre platico que los padres saludables son los que permiten que la hija pueda ser la “princesa” de papá sin que la mamá, con todas sus inseguridades y envidias, se sienta “desplazada”. Y alreves con hijos varones. Por ejemplo una mamá que sabe la importancia de que su hija tenga una buena relación con su principal figura masculina no se va a interponer y mucho menos va a agredir “disimuladamente” a la hija. Al contrario, una mujer que se siente segura y que de verdad ama a su hija, lo que más quiere es que ella tenga una relación cercana con su padre, porque de esto va a depender que en un futuro ella tenga buenas relaciones de pareja y que elija a hombre cercanos, en lugar de hombres abandonadores.
Lo mismo aplica para los hijos varones. El padre tiene que ser como ese león sabio que cuando está envejeciendo sabe darle paso al más fuerte que el (su hijo) por el bien de la manada y para sobrevivencia del grupo. ¿Cómo es esto? Sí, así sucede en las manadas de leones: los leones más jóvenes (que son hijos del líder) lucharán con él, pero no para hacerse daño, sino para entrenarse y aprender de él, para después vencerlo. El viejo león sabio se hace a un lado dejándole paso sin celos, envidias, ni vanidad a su hijo más fuerte para sobrevivencia del grupo, quedando él no como el más fuerte, sino como el más sabio, y su mayor acto de sabiduría es precisamente saber abrirle el camino a su hijo, sin vanidad ni envidia.
Como decía, la vanidad está muy cercana al ego, y también a la soberbia. Pero hay una diferencia enorme entre vanidad y amor propio. Vanidad es precisamente la ausencia de la seguridad en uno mismo y de la autovaloración que posee en el amor propio. La vanidad es una máscara impuesta ante la ausencia de amor propio.
Reflexiones:
Lunes: ¿Has vivido con tu padre o con tu madre una relación de rivalidad? ¿De qué manera afectó en tu vida? ¿Crees que esa rivalidad ya está superada?
lunes, 9 de agosto de 2010
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