miércoles, 9 de diciembre de 2009

SEMANA 18

PERDÓNO DESDE Y POR MI AMOR PROPIO

Si me amo, puedo darme cuenta que merezco una calidad de vida emocional de primera, no de quinta: con resentimientos y asuntos no resueltos.
Nadie, absolutamente nadie, puede decirle a otra persona que debe perdonar. Cada quién sabe lo que está viviendo y cómo se siente, y es necesario respetar su dolor y su proceso.
Yo entiendo que perdón es:
Una decisión personal para sanar las heridas emocionales, que permite encontrar paz interior. Es la elección de querer ver el hecho que me lastimó de otra manera.Es un acto de amor propio para liberarme del resentimiento y la culpa. Si yo me quiero, no me voy a alimentar de algo que me daña.


¿Para qué perdonamos? Para sanar emocionalmente, para poder continuar mi vida, para recuperar mí poder personal.
¿Por qué si sabemos que perdonar hace tanto bien, a veces no lo podemos hacer? Porque cuando me aferro a la rabia tengo muchas ganancias secundarias.
Robin Casarjian, autor del libro Perdonar: una decisión valiente que nos traerá la paz interior, nos comparte once razones que nos impiden perdonar:
Porque creo que al aferrarme a esos sentimientos tengo dominio de las circunstancias. Es una forma de protegerme de que me vuelvan a dañar.
Porque puedo usar la rabia como única forma de motivación.
Porque puedo usar la rabia como control, ya que al ver a alguien rabioso me asusto, me intimido y me dejo manipular.
Porque puedo usar la rabia para evitar comunicarme, cuando tengo miedo de arriesgarme a las posibles consecuencias de decir la verdad. Por eso mejor me enojo.
Porque puedo usar la rabia para sentirme a salvo (protección). Nadie se me acerca.
Porque puedo usar la rabia como una forma de demostrar que tengo la razón. Pensaríamos que si perdono, no tengo la razón. Perdonar no significa que debas reconocer que la otra persona tiene razón y tú te equivocas. ¿Qué prefiero, tener la razón o ser feliz?
Porque me aferro a la rabia para hacer que las otras personas se sientan culpables. Para perdonar no necesito que el otro se sienta arrepentido ni que me pida perdón, porque perdonar es una decisión propia, independientemente de la otra persona.
Porque me aferro a la rabia para evitar sentir tristeza, miedo o dolor. Es más fácil aceptar el coraje, que esos otros sentimientos.
Porque utilizo la rabia para seguir aferrado a una relación.
Porque aferrarme a la rabia me mantiene en mi papel de víctima. Porque al perdonar renuncio a mi identidad de víctima. Sin embargo, perdonar no es negar.
Continuo sintiendo rencor para no responsabilizarme de lo que sucede actualmente en mi vida. Si no puedo perdonar no es por lo sucedido en el pasado, sino porque he podido hacerme un buen presente.

Reflexiones:
Lunes: Nadie puede saber lo que otra persona está sintiendo, cada quien conoce la razón de su enojo o indignación, y cuándo se dará el perdón. No es una obligación tener que perdonar. Sólo uno mismo decide lo que sabe que es mejor para cada quien. Después de la lectura de este capítulo, ¿qué concluyes acerca del perdón?

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